Oye joven, sé 
					prudente; 
apártate para Dios
Entrégate a El por completo;
toma hoy la decisión.
											
											El mundo mucho 
					te ofrece; 
se presenta en su esplendor
Pero al final del camino 
											
todo es desilusión.
											
											La carne con 
					sus pasiones 
provoca a la tentación
Si no la vences a tiempo, 
											
te lleva a la perdición.
											
											Es una trampa, 
					no cedas; 
es lazo del tentador
Repréndelo en el momento, 
											
si no, te espera el dolor.
											
											Mira arriba, 
					hacia el cielo; 
busca el rostro del Señor
Es el refugio seguro, 
											
el lugar de bendición.
											
											El es el Amigo 
					fiel; 
conoce tu corazón
Es el que llena el vacío; 
da plena satisfacción.
											
											Sé sabio, 
					sigue a la meta; 
haz tú como el corredor
se sacrifica a sí mismo 
											
por tener el galardón. 
											
											
											Si así hacen 
					los atletas 
que ejercitan con tesón,
aprende el ejemplo, joven; 
											
el cielo es de más valor.
											
											Nunca, nunca 
					menosprecies 
a tan grande salvación
Te aconsejo que la guardes 
											
con temor y con temblor. 
											
											
											
											-- 
					Zaida C. de Ramón --
						
						
						
						
						
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